jueves, 15 de diciembre de 2011
MIS QUERIDOS MALDITOS
Cuando Rodin proyectó
“la catedral”
se quedó sin manos.
Se dice de Kafka que soñó a Praga,
abrió todas las puertas como una pesadilla,
maldijo en las mil lenguas del Danubio,
se dice de Kafka que perdió a Praga.
Fleming definía el amor
como un instinto estereotrópico:
el deseo de apoyarse
en algo sólido.
Rimbaud
se fue al infierno
por un beso,
el beso de Verlaine.
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