martes, 2 de julio de 2024

Michael Crichton


Acabo de terminar Estado de miedo, del novelista tecnocientífico Michael Crichton. Este autor, nacido en Chicago en 1942, con obras de éxito mundial de las que vendió más de 200 millones de libros, como Parque Jurásico, Congo, Micro, Esfera, Punto crítico, la amenaza de Andrómeda, etc. Fue galardonado con el Premio Edgar Allan Poe para escritores de misterio. Es comparable a Isaac Asimov en cuanto a producción.
Lleva doce de sus novelas a la gran pantalla, siempre quiso dirigir películas. Admirador de Alfred Hitchcok, trabaja en los guiones Jurassic Park con Steven Spielberg, Twister (Tornado), y Sol Naciente, protagonizada por Sean Connery. Es el productor de El decimotercer guerrero, con Antonio Banderas, basada en su novela Devoradores de cadáveres; fue el creador de la serie de TV Urgencias, por el que ganó un Emmy, por algo estaba doctorado en Medicina en la Universidad de Harvard. 
Fue además de médico, guionista, escritor, cineasta, científico, divulgador y aventurero. Falleció en 2008 tras una dura batalla contra el cáncer a los 66 años de edad. 
"La vida es maravillosa, decía, es un regalo estar vivo, ver el sol y respirar el aire, realmente no hay nada más".
 

Estado de miedo es una novela con una tesis el peligro de la politización de la ciencia. Analizada en el Apéndice de la novela pone como ejemplo una teoría, apoyada por Roosevelt, Churchill, los jueces del Tribunal Supremo, Alexander Graham Bell, el novelista H.G.Wells, el dramaturgo George Bernard Shaw, numerosos premios Nobel. La financiaron las fundaciones Carnegie y Rockefeller, con aportaciones de numerosas Universidades, Harvard, Yale, Princeton entre otras. Se aprobaron leyes desde Nueva York a California, recibió el apoyo de la Academica de Ciencias, de la Asociación Médica y el CNI (Consejo Nacional de Investigación).
La campaña de encauzamiento de la opinión pública se prolongó durante casi medio siglo. Se dijo incluso que si Jesucristo hubiese vivido habría respaldado esa teoría.
La teoría era la eugenesia, su historia es tan espantosa y vergonzosa que apenas se habla, pero se debería conocer, nos dice Michael Crichton, para no caer en el mismo error.
Esa teoría postula una crisis de la dotación genética que conduce al deterioro de la especie humana. Los mejores seres humanos se reproducen menos que los seres inferiores: extranjeros, inmigrantes, judíos, degenerados, incapacitados y débiles mentales.
Francis Galton, respetado científico británico fue el primero en especular sobre el tema, pero sus ideas se llevaron más lejos. Adoptada por los norteamericanos con formación científica, y por aquellos sin formación, preocupados por la inmigración a principios del siglo XX: "Peligrosas plagas humanas" que representan "la creciente marea de imbéciles", contaminan lo mejor de la especie humana. 
Se extiende incluso un manifiesto eugenista: The Rising Tide of Color Against White World Supremacy (La creciente marea de color contra la supremacía del mundo blanco), de Stoddard, con el objetivo de mejorar la raza humana del futuro.
El proyecto eugenista consiste en identificar a los individuos débiles mentales (judíos, extranjeros y negros) e impedir su reproducción mediante el aislamiento en instituciones o la esterilización. "Enjambres de ciudadanos inferiores" (H.G.Wells), "La sociedad no debe permitir que los degenerados se reproduzcan" (Theodore Roosevelt), "Sólo la eugenesia puede salvar a la humanidad" (George Bernard Shaw). California fue uno de los 29 estados que aprobaron las leyes de esterilización.
Se traslada la investigación eugenista a Alemania, y la fundación Rockefeller financia en secreto a científicos alemanes de muy alto nivel hasta seis meses antes de desatarse la IIGM.
Los alemanes, con la envidia de los norteamerianos, encabezan el movimiento, y establecen casas de aspecto corriente, donde se interroga uno por uno a los deficientes mentales, antes de conducirlos a una habitación trasera, donde son gaseados con monóxido de carbono, incinerando los cadáveres en un crematorio situado en la misma finca.
Con el tiempo, este programa se amplia a una vasta red de campos de concentración ubicados cerca de las líneas de ferrocarril, lo que permite el eficaz transporte y sacrificio de diez millones de indeseables.
Después de la IIGM nadie es eugenista, nadie lo ha sido y nada se incluirá en las biografías de personajes célebres. Deja de ser tema de las aulas universitarias, aunque todavía algunos sostienen que esa idea permanece vigente bajo una forma distinta.
Para rebatir el concepto de eugenesia, Michael Crichton, señala tres aspectos:
1º Carece de fundamento científico. Nadie en la época sabía lo que era un gen. La debilidad mental era un término vago que podía significar cualquier cosa desde pobreza y analfabetismo hasta epilepsia.
2º Los científicos alemanes, incluídos los que no pertenecen al partido nazi, adaptan sus intereses a las nuevas políticas, procurando financiación de su trabajo, cooperando con el Estado. Los pocos que se oponen son obligados a callar, tachados de ignorantes, reaccionarios y ciegos a la realidad.
 El programa está impulsado por un carácter social disfrazado de ciencia en la lucha supremacista contra el racismo o la inmigración. Esta teoría, hoy llamada seudociencia, se demostró incorrecta desde un punto de vista moral y penal. En última instancia provocó la muerte de millones de personas. 

La novela escrita en 2004 es un alegato contra asociaciones falsamente ecologistas, que pretenden acaparar subvenciones multimillonarias de los filántropos y del Estado, para conseguir un poder supremo, incluso mediante el asesinato y la extorsión, desestabilizando el planeta para conseguir sus fines.
Los personajes deambulan en un escenario mundial con telón de fondo del calentamiento global. El abogado Peter Evans es el protagonista, sufre la caída por una grieta en la Antártida, se salva de una riada en el Parque de Yellowstone, del envenenamiento por un pulpo azul que no tiene antídoto, y de los caníbales en una isla de Nueva Guinea. En realidad todo es demasiado fantasioso para ser creíble. 
Ese mismo personaje Peter Evans, reaparece en su novela inacabada Micro,  continuada en 2011 por Richard Preston pero haciendo que muera a mitad de novela, cuando ya nos identificamos con el héroe.
El Estado de miedo es una novela que resulta reiterativa, demasiada charla para convencer al lector de que en realidad todo es un invento, amparado por el Estado: 
El DDT no provoca cáncer, en realidad su uso mantuvo a raya la malaria, que ha causado millones de muertos en África.
Los implantes mamarios no provocan cáncer, el coste en juicios fue de 25000 millones de dólares. Las antenas tampoco provocan cáncer.
La Antártida representa el 96 % de la masa de hielo y no está derritiéndose.
El calentamiento global es una falacia. Estamos en camino hacia una era glacial.

Hacia la mitad de la novela un personaje explica el control social mediante el miedo:
En el año 1989 no había un uso excesivo de términos como temor, catástrofe, cataclismo, plaga, desastre, crisis. Parecía un año normal: el hundimiento de un submarino soviético en Noruega, la plaza de Tiananmen, el Exxon Valdez, Polonia autoriza huelgas sindicales, el terremoto de San Francisco, el Voyager llega a Neptuno, Salman Rushdie es sentenciado a muerte, Rusia, EEUU y Francia realizan ensayos nucleares, y en otoño de ese año, la caída del muro de Berlín, marca el hundimiento del imperio soviético, la caída del telón de acero que puso fin al complejo Industrial-Militar, el final de la guerra fría. Se terminó creando un vacío que ocupó en buena parte un nuevo poder, lo que llama Crichton el complejo PJM (Político-Jurídico-Mediático). Los políticos necesitan los temores para controlar a la población, los abogados necesitan los peligros para ganar dinero con los juicios, los medios necesitan historias de miedo para enganchar al público. Juntos, los tres poderes son tan persuasivos que pueden desarrollar su labor aunque el miedo sea infundado y no tenga una base real. Leit motiv final: Siempre habrá una causa para el miedo

Fuente de las fotografías: michaelcrichton.com