martes, 27 de noviembre de 2012

LONTANÍA


Barco escorando en la ensenada,
sin estelas, a la deriva mi alma,
borracho ausente, cielo en calma,
tanto beso distante, el mar... Nada.

Acantilado ciego, Prometeo,
cargado el pensamiento de cadenas,
mira más lejos, crepúsculo apenas,
mas le desvela un cercano aleteo.

Brisa del fuego su esfera Satán,
corroe un antiguo rencor su sed,
abre el cancel al fiel Leviatán:

rasga horizontes, de hilos obrizos
teje su niebla: ¡El sol en la red!
Y la noche cae,
                         filtrando hechizos.