lunes, 6 de enero de 2025

XENOFOBIA

 







“Adiós mi España querida
dentro de mi alma te llevo metida,
Aunque soy un emigrante
jamás en la vida
yo podré olvidarte.
Cuando salí de mi tierra,
volví la cara llorando,
porque lo que más quería
atrás me lo iba dejando”.
El emigrante (Juanito Valderrama)
 


XENOFOBIA

Según la Real Academia es el odio hacia todo lo extranjero, un odio extremo. La forma más cruel de xenofobia es la del olvido, y es la más cruel porque formamos parte de una sociedad rural que se ha ido formando mediante aportaciones de personas procedentes de lugares que buscaban un lugar donde sentirse de nuevo seres humanos. A la vez que esa misma sociedad rural ha ido perdiendo personas que también emigraron para encontrar una vida mejor en la gran ciudad o a otros países, Alemania, Bélgica, Suiza, o a la vendimia francesa, o por su trabajo llevando al EXTREMO de mayo a noviembre su forma de vida por las veredas.

Entre los siglos XVI y XVIII 500.000 españoles se instalaron en las tierras conquistadas de América. De 1825 a 1881 emigraron 600.000 españoles, fue escasa por la prohibición hacia países que se independizaban de la madre patria. En el período de 1882 a 1930 Orovio da la cifra de 3.297.312 personas, siendo la más masiva de 1904 a 1913. En este periodo casi la mitad se marchó a Argentina, cerca de 1.600.000 personas, y a la isla de  Cuba 1.200.000, la tercera parte. En 1939 emigraron a Iberoamérica 900.000. Como consecuencia de la Guerra Civil 500.000 españoles emigraron hacia Francia, y a finales de la década de los 50 emigraron 2.750.000. El perfil del emigrante era de hombre y mujer joven, en edad laboral, solteros o recién casados, sin calificación laboral, con estudios primarios. Procedente de zonas rurales, o de estratos bajos de núcleos urbanos, de Galicia, Andalucía, Castilla La Vieja, Estremadura, Castilla La Nueva, Comunidad Valenciana y Murcia. Se iban para un período de 3 a 5 años con la idea de ahorrar, abrir pequeños negocios, saldar deudas, o adquirir alguna vivienda en propiedad. Pero en algunos casos la estancia se convirtió en definitiva, por la dificultad de ahorrar, o la adaptación de los hijos a la sociedad de acogida. En total unos 6.500.000 españoles viajaron alguna vez a América desde el siglo XVI, cerca de 5.700.000 ocurrrió en el período de los siglos XIX al XX, de los cuales 2.800.000 se quedaron en México, Cuba, Argentina, Brasil integrándose permanentemente.

Desde el año 1985 España se ha convertido en un país receptor, con un cambio importante en la nacionalidad de los migrantes, y en la pirámide de edad, pero los trabajos continúan siendo los mismos, agricultura, construcción, hostelería y servicio doméstico, este último casi exclusivo para la mujer. Un extranjero no comunitario prefiere un trabajo en España en condiciones precarias, economía sumergida, sin permiso de residencia, incluso sin papeles, antes que volver a su país de origen. 

En el año 2005 hubo un incremento de más de medio millón de Altas en la Seguridad Social entre 700.000 solicitudes de permiso de trabajo. 

La Ley Orgánica del año 2000 establece las medidas para regularizar la situación del emigrante por cuatro vías: 

1- Por arraigo laboral, con dos años de residencia y acreditación de un año de trabajo. 

2- Por arraigo social, con tres años de residencia y vinculación familiar con español o extranjero legal, o informe del ayuntamiento. 

3- Por arraigo familiar, acreditando que su padre o madre fueron españoles de origen. Es una medida para los descendientes de emigrantes de origen español. 

4- Por razones humanitarias, incorporando la normativa internacional para los refugiados.

(Apuntes tomados del Libro: De la España que emigra a la España que acoge, de la Fundación Francisco Largo Caballero)