jueves, 14 de noviembre de 2013

ACTO 1: EL PROBLEMA DE LA CREACIÓN



Dios descansa en su solio después de una obra bien hecha.

El coro de ángeles cantores aprovecha el descanso del Jefe
y no canta. Afinan cítaras y guitarras, y los más atrevidos
susurran en voz baja:

- ¿Quién nos protegerá si Él no despierta?
- ¿Su sueño será Eterno?

Al fin el más atrevido propuso:

- Aguardad, soy igual que vosotros, pura esencia,
doble espíritu, carne de hombre y de mujer a un tiempo,
pero me precio de conocer sus pensamientos;
entretenedlo si despierta con la luz de vuestras mejores canciones,
cegadlo con alabanzas a Su Obra Celestial.
- Fácil es decirlo, dijo uno.
- Y hacerlo, respondió.
- Y tú, mientras tanto, ¿qué harás?
- Acabaré su obra última y casi perfecta, ese hombre de arcilla
que carece de la voluntad de vivir y de conocer sus maravillas;
yo sé que eso es lo que Él desearía antes de caer rendido por el esfuerzo.

ACTO 2: IMPROVISACIÓN


 


Un hombre en segundo plano, agita los brazos abajo y arriba.
Delante de él un hombre arrastrando a otro hombre.

REDT          ¿Quién eres? ¿Por qué arrastras a ese?

QUIT          (Se detiene, se limpia el sudor)
                    Yo soy la imagen de un deseo,
                    este fue un proyecto que quiso volar
                    antes de echar raíces.
                    (Se alejan)

REDT         (Camina lentamente como si aprendiera, ríe,
                    se asusta, habla atropelladamente)
                    Yo soy un hombre..., el primer hombre...,
                    y ¿antes?..., el espectro me dijo..., sí,
                    ahora lo recuerdo..., subí a la montaña...,
                    yo era de madera, sin conocimiento del antes
                    y el después..., el espectro..., me gritó
                    como un susurro al oído..., todo esto es tuyo,
                    me dijo, y yo creí entender más bajito..., 
                    solo tú podrás disfrutarlo..., yo entonces
                    lo miré..., pero ya no sé si antes era de madera
                    o era que estaba dormido...,                  (Ríe)
                    me gusta la risa..., aunque...,                (Se asusta)
                    sé que estoy hecho de contrarios...,
                    eso me dijo en la montaña...,
                    ¿qué es el contrario?
                    tal vez el hombre arrastrado por la imagen del deseo...,
                    (Llora y se alegra)
                    pero ¿y si otro se ríe y no soy yo?...,
                    ¿otro?..., si yo soy el primer hombre...,
                    ¡el único!...,
                    ¿qué debo hacer con todo lo que ahora es mío?
                    (Ríe, se derrumba bajo el peso de su risa,
                    llora, se duerme)

ACTO 3: LA DIVINA BRONCA



- Me has fallado Actán.
- Solo quise retocar tu gran obra.
- Crear lo ya creado.
- Recrearme en tu obra maestra para darte gozo.
- Puesto que ese es tu deseo, viajarás durante varios ciclos.
- Eterno me parece tu castigo.
- No es el final, comprende que tu obra no fructifica
y has dañado la mía irreversiblemente.
- No lo puedes todo ¿acaso?
- No me tientes, el futuro no está en tus manos,
ni en tus labios propagarlo.
- Propagué la llama de tu sabiduría.
- Querías mi poderío, alcanzarás eterno poder sobre las sombras.
- Me condenas a ser el guardián de los seres de arcilla.
- Solo del barro, no de su alma que es un reflejo de la mía.
- Permite que me quede.
- ¡No es posible, diablo!
- Besaré las huellas de tus pasos.
- Semejante hice a la serpiente.