Procura no pisar mis sueños,
caballero de la nave espacial,
ni las alas de terciopelo rotas
y recosidas con alambre de púas.
Mis párpados alquitranados
derraman lágrimas de sangre,
y vuelan mis pensamientos
como murciélagos muertos.
El viento aúlla antiguos recuerdos,
araña la tierra el corremundo
abrazado a la cruz de metal.
Barro que el tiempo desgrana
en la fría y sucia losa amortajada
con el camisón de los desaparecidos.