martes, 5 de febrero de 2013

GRITO SOBRE EL PUENTE DE KRISTIANIA


El primero fue un grito largo y prolongado, el segundo fue un grito sostenido y sincopado. 

Los señores de la levita vieron a Eduardo danzando sobre sus talones, sujetándose la cabeza para no caer al agua.

Vamos, jovencito, dijo el de la levita negra.

Acompáñanos, dijo el del sombrero hongo.

Cuando lleguemos a la ciudad verás lo que es bueno, dijo el de la levita al llegar al puente.

Cuando lleguemos a la ciudad, te sentirás como en casa, te sentirás como uno más, dijo el del sombrero hongo, pasando una mano apresurada sobre el pretil del puente.

La ciudad te espera, es una ubre hambrienta, es un lechón sonrosado, es un río de rojas pasiones, dijeron los dos hombres al acabarse el puente.

En aquel instante, Eduardo gritó por tercera vez.

Y el de la levita dijo:

También podrás tomar lecciones de canto.