“Bajo el sombrero de ala ancha y un sol de hielo, Johnny
se arrastró serpenteando entre la nieve por la árida quebrada de las Rocosas. A
su lado un escarabajo escarbó un agujero donde esconderse, intentando escapar
del frío. Johnny iba dejando un reguero de sangre.
“Debo tener una costilla rota -se dijo retorciéndose
de dolor.” Por la mira telescópica de su Winchester pudo ver a dos de sus
perseguidores moviéndose con rapidez de una roca a otra, sin dejar de avanzar,
acercándose a su refugio.
“¿Y Ralph, dónde se ha metido -se preguntó
inquieto?”
–Ríndete Johnny, no tienes escapatoria, -le dijo Sam,
el de la casaca militar.
Johnny se sentó tras una roca, de espaldas a la
voz, dejó su fusil, sopesó su Colt 45,
comprobó la munición, dispuesto a enfrentarse cara a cara al tercer enemigo.”
El profesor Arpad deja a un lado la escritura de
su última novela, todavía no sabe cómo se va a salvar su héroe de la encerrona.
Toca con un dedo el ala del sombrero de copa y Demócrito, el mono de alambre
que lo lleva, empieza a temblar como un flan. Echa un vistazo rápido a los
paneles. Todo sigue igual, ni una sola vez en los últimos seis meses, ninguna comunicación
del exterior. Está aislado, como un ratón al que le han tapiado la puerta. Por
suerte, el sistema de regeneración de oxígeno funciona perfectamente. Su
alimento a base de comprimidos liofilizados puede durarle otros seis meses.
Después, cuando la comida se termine, apretará el botón. Fin, como las novelas
del Oeste que firma con el seudónimo Reno, y que nadie podrá leer. El planeta
ha dejado de existir. Seis meses sin una sola voz aparte de la suya y los
sonidos de las grabaciones musicales. El radar apunta aleatoriamente a todos
los puntos de la Tierra, pero nada se mueve. Todas las especies se han
extinguido.
Lo sé porque yo hice el viaje de ida, y el de
vuelta. De ida al pasado, pero ¿qué ocurre cuando vas a un siglo en el que
sabes lo que va a pasar, casi al minuto? Que ese Universo se defiende y lo
engulle todo, todas las especies. Poco a poco desaparece todo lo que te rodea. Se supone que va a otro Universo. Cuando
vi lo que ocurría, que todo moría antes de nacer, modifiqué los parámetros,
cambié la polaridad, hice el viaje de vuelta al presente, y volví a Emily. Y
aquí estoy por si alguien encuentra el camino de vuelta.
El profesor mueve el dial del equipo de música,
selecciona una rapsodia. Toca de nuevo el sombrero de copa, y Demócrito, el
mono de alambre se balancea al ritmo de la música. Continua escribiendo donde
lo dejó:
“–Entrégate Johnny -dice el sheriff-, tendrás un
juicio justo.
–Igual que lo tuvo Parker, ¡eh Jim!, ¿o fue una
bala perdida?
Johnny cogió su fusil, apuntó hacia la cima nevada
de la montaña. Su disparo sonó como un trueno. Relincharon los caballos. La
avalancha de nieve no tardaría en llegar. ”¿No oís cómo avanza el mar sobre la
montaña?” Johnny sonrió a la Luna que asomaba pálida entre las cumbres de las
Rocosas. El frío lo cubrió todo con su escarcha.
FIN
Reno. Módulo Lunar Omega (2093 AC).